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BIOGRAFÍA

Durante los 98 años de vida de Bertrand Russell (1872-1970), éste fue testigo de cambios en la sociedad y en la política internacional que nadie hubiese podido imaginar en la Inglaterra victoriana en la que creció y se educó. Dos guerras mundiales, la lucha por el sufragio feminino, la crisis económica, el desarrollo del capitalismo, el comunismo y el fascismo, la lucha por los derechos civiles en EE.UU., la guerra de Vietnam... Repasar la vida de Bertrand Russell supone hacer un recorrido histórico no sólo por las personalidades del mundo de la filosofía con quienes se relacionó (Mc. Taggart, G. E. Moore, Whitehead, Ludwig Wittgenstein...), sino tambien por los acontecimientos mencionados y por muchas otras figuras relevantes con las que mantuvo algún tipo de contacto (Keynes, Lenin o Joseph Conrad, entre otros)

Los padres de Bertrand Russell eran liberales radicales y deseaban que su hijo recibiese una educación libre de religión a cargo de tutores elegidos por ellos mismos. Sus ideas estaban influídas por la filosofía de John Stuart Mill, del cual eran amigos (de hecho Stuart Mill fue el padrino de Russell). Pero la muerte de la madre y el padre de Russell, cuando éste contaba con dos y cuatro años respectivamente, impidieron los planes previstos y Bertrand fue llevado a la casa de su abuela paterna, una mujer cultivada, de ideas liberales en política y religión pero de una moral muy estricta, particularmente en cuestiones como el sexo, lo que producía una atmósfera opresiva. Russell se convirtió en un niño tímido, retraído y solitario. La siguiente descripción del ambiente en el que Russell se educó corresponde a una amiga de la infancia:

"Bertie, un niño solemne, con un traje de terciopelo azul y una institutriz igualmente solemne, siempre fue muy gentil conmigo y me encantaba ir a tomar el te a Pembroke Lodge. Pero aún siendo una niña, me daba cuenta de cuán inadecuado era aquel lugar para educar a un niño. Lady Russell hablaba siempre en voz baja y Lady Agatha siempre vestía un chal blanco y parecía oprimida. Rollo Russell no hablaba nunca... Todos entraban y salían de las habitaciones como fantasmas y nadie parecia tener nunca hambre."

Durante la adolescencia, la soledad de Russell se acentuó. El desarrollo de su sexualidad y las prohibiciones en torno al tema le produjeron numerosos conflictos. Igualmente sucedió con respecto a la religión. Al no poder expresar libremente su opinión con respecto a la existencia de Dios, el libre albedrío y la inmortalidad del alma, pues sus ideas al respecto habrían sido consideradas escandalosas, escribía sus reflexiones en griego en un cuaderno haciéndolas pasar por ejercicios escolares. Junto al sexo y a la religión hay otro tema fundamental que preocupa al Russell adolescente, pero en este caso supone una fuente de dicha y felicidad: las matemáticas. Según afirma Russell en su Autobiografía :

"A los once años empecé a estudiar geometría, teniendo por preceptor a mi hermano. Fue uno de los grandes acontecimientos de mi vida, tan deslumbrante como el primer amor. Jamás había imaginado que pudiera haber algo tan delicioso en el mundo. (...) Como toda felicidad, sin embargo, no era completa. Se me había dicho que Euclides demostraba las cosas, y me sentí profundamente decepcionado al ver que empezaba con axiomas. Al principio, me negué a admitirlos, a menos que mi hermano me ofreciese algún razonamiento para que lo hiciera, pero éste me dijo: "Si no los admites, no podemos seguir adelante". Como yo deseaba seguir adelante, los admití pro tem a regañadientes. La duda que me asaltó en aquel momento respecto de las premisas de las matemáticas no me abandonó y determinó el curso de mi labor subsiguiente."

Si hasta el momento la educación de Russell se había llevado a cabo por medio de tutores particulares (que, dicho sea de paso, siempre duraban poco, pues al parecer Russell conseguía su confianza y era con esas personas con quien podía discutir en algunos de los temas prohibidos, situación que terminaba cuando la familia tomaba conciencia de ella) en 1890 ingresa en el Trinity College. Para Russell esto supone encontrar "un mundo nuevo de infinitas delicias". Por primera vez se encuentra entre gente que valora las ideas originales, donde la libre discusión es la norma y donde no es criticado por decir lo que piensa, sino al contrario. Poco a poco Bertrand pierde su rigidez y timidez y se va integrando entre los alumnos. Es incluso invitado a ser miembro de una sociedad denominada "Los apóstoles", en las que se encontraban las mentes más brillantes. La sociedad se reunía los sábados por la noche y la norma principal era la ausencia de tabúes o límites en la libre especulación, nada más opuesto al ambiente en el que se había educado.

Russell estudió matemáticas durante los tres primeros años, y se examinó de filosofía en el cuarto, en 1894. Ese mismo año contrae matrimonio con Alys Smith, perteneciente a una familia de cuáqueros americanos, a pesar de la oposición de su familia. Russell había entablado amistad con Alys antes de entrar en Cambridge y para él ella era " la más emancipada de todas las jóvenes que conociera hasta entonces, porque estaba en la Universidad, cruzaba el Atlántico sola y era íntima amiga de Walt Whitman ".

En adelante la doble vertiente de su trabajo que mencionábamos, su labor filosófica dedicada a la lógica y a las matemáticas, y su trabajo no académico en torno a multitud de asuntos sociales, determina también sus actividades.

La labor académica le lleva a trabajar en su disertación para la Fellowship del Trinity, trabajo que culmina en su Ensayo sobre los fundamentos de la Geometría . En 1900 elabora Los principios de la matemática y poco después comenzaría su colaboración A. N. Whitehead para escribir los tres volúmenes de los Principia Mathematica , la que sería su obra cumbre en la que pretendía reducir la matemática a la lógica. Fueron tiempos difíciles por diversos motivos, por la dificultad del proyecto, por los problemas personales, tanto de Russell, que había dejado de querer a Alys, como de Whitehead, que se encontraba con serios problemas económicos (su esposa además sufría fuertes dolores causados por problemas cardíacos que mantenían a todos en un estado de continua tensión). Fueron en total diez años de duro trabajo para cuya publicación los autores debieron incluso pagar, pues los editores no consideraban la obra rentable de ningún modo. De especial relevancia para su trabajo en el campo de la lógica resultó su encuentro con el joven filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein, quien señaló ciertos errores en la concepción de Russell.

La labor extra-académica de Russell fue causa y origen de numerosos viajes en los cuales el filósofo observaba de primera mano la situación en diversos países y se entrevistaba con las personalidades relevantes del momento. Así, viajó dos veces a Alemania con Alys en 1895, el año siguiente viajaría a EE.UU. Más adelante, en 1920, junto con una delegación del Partido Laborista Británico, viajaría a Rusia y se entrevistaría con Lenin, viaje que acabaría con las esperanzas que inicialmente tenía con respecto a los cambios que el comunismo produciría. Poco después, junto con Dora Black, que acabaría siendo su segunda esposa, viajó a China y permaneció alli durante un año, para volver a Inglaterra a través de Japón y EE.UU nuevamente. La estancia en China resultó muy provechosa, y Russell apreció en su cultura valores tales como la tolerancia, la imperturbabilidad, la dignidad y, en general, una actitud que valoraba la vida, la belleza y el placer de una manera distinta a la occidental que consideró valiosa. Todos estos viajes se tradujeron en libros, artículos o conferencias. Así, por ejemplo, pueden consultarse sus obras Socialdemocracia alemana , Teoría y práctica del bolchevismo o El problema de China (más adelante en su vida también publicaría, con motivo de otros viajes La América de Bertrand Russell )

Entre los primeros viajes mencionados y los últimos, Bertrand Russell participaría en la vida cultural y política de Inglaterra. En el ámbito de la cultura se integró en el círculo de artistas de Lady Ottoline Morrell. En la vida política, su participación se llevó a cabo en un primer momento por medio de su candidatura al Parlamento en 1907 en pro del sufragio femenino, aunque fue derrotado. Más adelante, por medio de su oposición a la intervención de Inglaterra en la primera guerra mundial, postura pacifista que le llevó a la cárcel durante seis meses por la publicación de artículos y panfletos. Russell había pertenecido al Comité contra el alistamiento y expresado sus opiniones en la obra Principios de reconstrucción social , que fue muy popular en su momento.

La siguiente etapa de su vida está relacionada con la labor educativa, más concretamente, con la fundación de la escuela progresista de Beacon Hill, donde Bertrand y Dora Russell pretendían dar a sus hijos y a otros alumnos una educación que estuviese libre de los prejuicios habituales (particularmente la inculcación del espíritu religioso y nacionalista) característicos del común de las escuelas. Para dar muestra de ello puede leerse un fragmento de la carta que se dirigía a aquellos que solicitaban información sobre la escuela y el tipo de educación que allí se impartía:

"Respecto a la religión, no hay enseñanza religiosa de ningún tipo, los niños aprenden hechos históricos sobre las diversas religiones del mundo, pero ninguna religión recibe un trato especial. Nos preocupamos de que la educación no esté inspirada en el patriotismo, especialmente en la enseñanza de la historia y geografía, que son las materias que yo imparto. En cuanto a la hermandad entre los hombrees, tengo las mismas objeciones que hacia una instrucción moral explícita, en el sentido de que tiende a producir hipocresía y rebelión. La moralidad debe nacer, no puede ser implantada por precepto."

El colegio, que abrió sus puertas en 1927, suponía una serie de responsabilidades y requería un mantenimiento cuyos gastos el filósofo trató de costear escribiendo cuantos libros y artículos para los periódicos era capaz de escribir. Sin embargo, por diversos motivos (especial conflictividad de algunos alumnos, problemas económicos, administrativos, así como la crítica social a las ideas innovadoras en temas controvertidos), la empresa fracasó y Russell dejó el colegio en manos de Dora. No obstante, y como es habitual en el filósofo británico, la experiencia tuvo como fruto diversos libros sobre educación en los que Russell plasmó su visión de la enseñanza, particularmente en los años infantiles y el contraste entre la educación tradicional y la educación que tenía en cuenta los últimos aspectos psicológicos o educativos en otros ámbitos.

Russell se convierte una vez más en tema de actualidad cuando, a la muerte de su hermano Frank, recibe el título de conde; asímismo, la ruptura con Dora en los años 30 y la causa del divorcio despertará en el público una gran espectación. Deseoso de salir de Inglaterra, donde no consideraba que ocuparía un cargo lo suficientemente relevante, aceptó una oferta para dar conferencias en la universidad de Chicago. Fue estando allí cuando estalló la segunda guerra mundial, pasando en esta ocasión del pacifismo mostrado en la gran guerra a un apoyo claro a las fuerzas aliadas contra el ejército nazi, tras ver cómo los bombardeos de las ciudades inglesas resultaban cada vez más devastadores. Se unía de esta forma a otros intelectuales, como Einstein, que también habían renunciado al pacifismo en su oposición y lucha contra la Alemania de Hitler. De nuevo en esta ocasión Russell plamará sus inquietudes y preocupaciones

En 1941 tiene lugar un proceso jurídico por el cual se le impide impartir la asignatura de Matemáticas que tenía asignada en la universidad de Nueva York en base a la "inmoralidad" de los escritos de Russell (tal juicio se refiere especialmente a la obra Matrimonio y moral ) y la posible funesta influencia que los alumnos pudieran recibir de su profesor. El proceso, que salió a la luz pública y en el cual unos y otros acusaban o defendían a Russell, es un buen ejemplo de la intolerancia y la hipocresía de ciertos sectores conservadores de la sociedad americana. Al repasar hoy día lo sucedido es difícil no recordar el juicio a Sócrates en la antigua Grecia, a quien también se acusaba de "corromper a la juventud".

Tras la Segunda Guerra Mundial, Russell se dedica plenamente a la tarea de evitar la guerra nuclear y asegurar la paz mediante una adecuada organización internacional. Así queda plasmado en el discurso de recogida del premio Nobel de Literatura que se le otorgó en 1950.

La popularidad de Russell fue aumentando progresivamente gracias a sus libros, pensados para llegar a todos los públicos (tanto de temas sociales como de divulgación filosófica, entre los que destaca su popular "Historia de la filosofía occidental"), y gracias también a sus intervenciones radiofónicas, como la famosa emisión de 1954, en el momento de máxima audiencia el día de Navidad, que alcanzó un notable éxito.

A partir de ese momento Russell se encontrará inmerso en la lucha por la paz, fundando, con Albert Einstein, el Movimiento Pugwash, presidiendo la Campaña para el Desarme Nuclear, y formando parte del Comité de los 100 por la desobediencia civil, movimientos todos ellos con el mismo objetivo de lograr el desarme internacional. En una protesta pacífica, el anciano filósofo de 90 años fue arrestado y encarcelado por segunda vez en su vida. Esto no hizo sino dar más publicidad a su figura y a su causa, pues la imagen del hombre de 90 años condenado a prisión por hacer lo que creía correcto no podía sino atraer las simpatías de muchas personas, incluidos algunos de sus detractores. Todavía estaría por venir la intervención de Russell en la crisis de los misiles de Cuba, en la cual trató de mediar telegrafiándose con Kennedy, Kruschov y Fidel Castro. En este caso, como en los anteriores movimientos, es difícil decir cuál fue la parte del éxito o del fracaso que debemos atribuir a Russell, pero no cabe duda de que su figura y su personalidad fueron un estímulo y un ejemplo para muchos pertenecientes a generaciones más jóvenes.

 

Tras la crisis de los misiles, Russell se ocupó de las causas de los presos políticos de Brasil, Birmania, El Congo, Grecia, Filipinas, Irak y Rusia, creó la Fundación Bertrand Russell para la Paz y la Fundación Atlántica, y conforme el conflicto en Vietnam se fue agravando, aumentaron también las protestas de Russell, llegándose finalmente a constituir el Tribunal de Crímenes de Guerra, un tribunal de carácter simbólico con el fin de sacar a la luz lo que estaba sucediendo en el sureste asiático. Hasta el último día de su vida, pues, estuvo luchando para llevar adelante sus proyectos y lograr sus objetivos, con infatigable pasión y optimismo.

En un breve artículo: "Cómo envejecer", Russell afirmaba:

"Algunas personas ancianas están oprimidas por el miedo a la muerte. Durante la juventud, este miedo está justificado. Los jóvenes que tienen razones para temer que los maten en alguna batalla, pueden justificadamente sentir amargura al pensar que se les ha robado lo mejor que la vida es capaz de ofrecer. Pero, en un anciano, que ha conocido las alegrías y las tristezas humanas, que ha terminado la obra que le cabía hacer, el temor a la muerte es algo abyecto e innoble. El mejor modo de superarlo -por lo menos, ésta es mi opinión- consiste en ampliar e ir haciendo cada vez más impersonales sus intereses, hasta que, poco a poco, retrocedan los muros que encierran al yo, y su vida vaya sumergiéndose crecientemente en la vida universal. Una existencia humana individual debería ser como un río: al principio, pequeña, estrechamente limitada por las márgenes, fluyendo apasionadamente sobre las piedras y arrojándose por las cascadas. Lentamente el río va haciéndose más ancho, las márgenes se apartan, las aguas corren más mansamente y, por último, sin ningún sobresalto visible, se funden con el mar y pierden, sin dolor, su ser individual. El hombre que, en su vejez, sea capaz de considerar su vida de esta manera, no sufrirá el temor a la muerte, pues las cosas que él estima seguirán existiendo. Y, si con la decadencia de la vitalidad aumenta la fatiga, no será mal recibido entonces el pensamiento de que está próxima la hora del descanso. Yo desearía morir en pleno trabajo, sabiendo que otros continuarán lo que yo ya no puedo hacer, y contento al pensar que se hizo lo que fue posible hacer."

Sin duda Bertrand Russell siguió su propio consejo, y su trayectoria vital es la de un caudal rico en experiencias, vivencias y emociones, no exenta tampoco de problemas. En cualquier caso, y como él mismo afirmó, una vida digna de ser vivida.

Tras su muerte, el Trinity College de Cambridge, el que fue su segundo hogar, le rindió homenaje. Hoy podemos leer en sus muros una placa conmemorativa en su memoria que reza:

"El tercer conde Russell, O.M., profesor de este colegio, fue particularmente famoso como escritor intérprete de la lógica matemática. Abrumado por la amargura humana, en edad avanzada, pero con el entusiasmo de un joven, se dedicó enteramente a la preservación de la paz entre las naciones, hasta que finalmente, distinguido con numerosos honores y con el respeto de todo el mundo, encontró descanso a sus esfuerzos en 1970, a los 98 años de edad."