¡Hola! (Si este texto es muy largo, guárdelo y ya lo leerá cuando tenga un rato )
Mi nombre es José (aunque eso es lo de menos) y soy un ciudadano normal y corriente como usted. No he venido a hablar en nombre de ninguna secta, ni partido, ni religión, sino por cuenta propia. Tan sólo vengo a compartir algunos pensamientos con ustedes, con su permiso. Sin duda usted tendrá sus propias ideas más o menos claras sobre temas como la política, la religión, el sexo, la gente, el trabajo y la vida en general. Bien, pues yo quisiera invitarle a pensar un poco más profundamente y a ser crítico con lo que hay a su alrededor. ¡Todo el mundo parece estar de acuerdo en que este mundo va muy mal, en que hay muchas injusticias, en que los políticos no resuelven los problemas, etc.!¡y sin embargo, vamos por la vida como si nada pudiésemos hacer, y eso que se supone que esta es una sociedad democrática, donde todo el mundo decide. Mucha gente "pasa" porque le parece que al final los poderosos terminan haciendo lo que quieren y porque piensa que su opinión no sirve para nada. Pues bien, lo que he venido a decir es que no es así. Los poderosos hacen lo que les dejamos hacer. No sólo no es cierto que usted no pueda hacer nada, sino que eso es lo que los políticos, las empresas y muchos otros quiere que piense. Gran parte de la sociedad está organizada para que nos convirtamos en trabajadores muy productivos y obedientes, que gastan mucho y consumen mucho, que compran todo tipo de cosas que en realidad no les hace falta y, sobre todo, que no critican nada.
En la sociedad hay instituciones enteras que no sirven para nada, o peor aun, que son perjudiciales, pero que nadie critica y que todo el mundo acepta con la boca cerrada. Piensese en la monarquía, por ejemplo ¿puede alguien decirme qué falta hace en una sociedad moderna? Sin embargo, no sólo no es criticada, sino que es exaltada continuamente por los medios de comunicación y por la prensa rosa que nos tragamos encantados
¡Piénselo por un momento! Cuando vea la televisión o compre un periódico examine con ojo crítico lo que nos están vendiendo. En la portada del periódico de cualquier día usted podrá encontrar probablemente una noticia deportiva que no tiene la menor importancia como para que aparezca en la portada (aunque se tratase de una superfinal de las gordas, bueno ¿y qué? ¿O acaso sería posible que se le diese tanta importancia al deporte para mantener a la gente ocupada y sin prestar atención a cosas más importantess? En fin, en la portada habrá también una noticia de política nacional y otra de internacional, pero incluso éstas son noticias "seleccionadas" intencionadamente. Hay sucesos, o así consideran las editoriales, que han de recibir mayor atención ¿por qué si mueren 200 personas en Londres por un atentado se arma la marimorena y si mueren 2000 en un país africano por una matanza nadie se entera? ¿Quién decide lo que es importante? Usted y yo no, me parece a mi. Los telediarios, por ejemplo, deberían comenzar diciendo "hoy, como cada día, morirán 25.000 personas en el mundo debido al hambre y la pobreza". Después ya podrían seguir con las noticias habituales, unas discusiones políticas, un asesinato macabro (si es posible con sexo de por medio, pues cuanto más morboso más suben los índices de audiencia) y las tendencias de la moda para la próxima primavera, como si esto último fuese una noticia (aunque no vendría mal que al final del telediario lo repitiesen: "hoy, como cada día, morirán 25.000 personas en el mundo debido al hambre y la pobreza").
Con respecto a la prensa del corazón sólo diré que, si uno acepta lo que muestra, sólo se vive bien siendo famoso, y si puedes, siendo de la realeza (aunque tus méritos para ser conocido no sean haber hecho algo grande, o ni siquiera haber hecho algo en absoluto).
Pero es que no sólo la monarquía, ¿qué me dice de la Iglesia? sus fundamentos son tan racionales como los de la astrología, la lectura de las rayas de la mano, o la lectura de los posos del café (o del te, para el caso es lo mismo, bien podría ser horchata), sin embargo no oigo ninguna crítica por ningún lado. La Iglesia y la religión están rodeadas de un halo de respetabilidad que todo el mundo parece aceptar, pero una superstición no deja de serlo por estar amparada por una institución, ni una tontería deja de ser una tontería porque millones de personas crean en ella.
La religión, en mi opinión, es esencialmente dogmática. En la medida en que es dogmática, es perjudicial, y en la medida en que es perjudicial, debería desaparecer.
¡Que la gente, a nivel individual y personal, crea lo que quiera! ¿Pero por qué una religión debe tener influencia sobre la sociedad hasta el punto de inmiscuirse en la educación, en las decisiones políticas o incluso en la dirección que debe tomar la investigación científica o en la moral? ¿Acaso no puede decidir por sí sola la gente lo que es bueno y malo por sí misma? Usted, que me lee ¿se considera incapaz? Y sin embargo, la influencia, perniciosa, de la religión está ahí. La visión negativa que mucha gente tiene sobre el sexo, por ejemplo, y que causa infinidad de sufrimiento innecesario, es fruto de la religión. La resistencia al uso de anticonceptivos en paises donde las enfermedades sexuales se extienden como la peste y que son la causa de millones de muertes procede de la religión. La imposición de un modelo de vida "correcto", esto es, la pareja heterosexual, y la consecuente crítica, desprecio e intolerancia de quien se sale de la norma por un motivo u otro, es promovida por la religión (y no sólo por la religión, pues nos bombardean con los "modelos correctos" en el cine y la televisión, por ejemplo.).
La consecuencia de no tratar las cuestiones libremente y de no criticar los modelos establecidos es que la gente va con miedo, actua con cautela, y todos se miran unos a otros con recelo. Todos nos consideramos más o menos buenos pero pensamos lo peor del vecino. Esa idea es la que nos muestran con insistencia en televisión, y es que el miedo es un modo de control. En las sociedades "libres", donde el Estado no puede usar a su antojo la violencia, el control de la conducta de los ciudadanos se consigue controlando sus pensamientos y para ello el miedo es instrumento fundamental.
Véase, por ejemplo, los trabajos precarios. Mucha gente soporta un trabajo basura y no hace ninguna crítica por miedo a perderlo. Para las empresas cuanto mayor sea el miedo de sus empleados mejor, pues podrá más fácilmente exigir mayor productividad y rendimiento con peores sueldos y en peores condiciones bajo la amenaza, nunca dicha explícitamente, por supuesto, del despido.
"¿Y qué se puede hacer?" usted me preguntará. Pues criticar. Eso es precisamente lo que no quieren, que critiquemos. ¡Proteste usted! Proteste pacíficamente, pero proteste. Pero por favor, no le proteste al vecino, que está igual de mal que usted. La energía que malgastamos cada día en quejarnos pero sin hacer nada sería capaz de derribar imperios. Critique a la autoridad, si es que lo hace mal. Quéjese del funcionario que le trata con desprecio, del policía que abusa de su autoridad, hable con sus compañeros de trabajo y protesten si algo les parece mal, únanse en la protesta y no les podrán parar.
Aunque no lo crea, usted como ciudadano tiene mucha fuerza y poder. Si no hace uso de ella puede deberse a varios motivos, tal vez considere que no merece la pena el esfuerzo, o que las cosas que van mal no son asunto suyo, o bien no conoce o no está informado sobre lo que se puede hacer y cómo, o simplemente, que bastante tiene usted con sus problemas. Sin embargo, yo tan sólo pretendo mostrar que una sociedad en la que la gente se despreocupa y ni siquiera se molesta en defender sus derechos, es perjudicial para todos, también para usted. No nos consideramos tontos, pero, en cierto modo, nos "hacemos los tontos" con los problemas. Pero claro, si nos hacemos los tontos el gobierno, el jefe, la televisión, la prensa, la Iglesia y todo aquel que tenga poder, nos tratará como verdaderos tontos, con lo que, en definitiva, en la práctica no hay mucha diferencia entre hacerse el tonto y serlo.
¡Sea inteligente y piense! Si el mundo está mal, proteste. Los males de nuestra sociedad, la guerra, la pobreza, los trabajos precarios, el abuso, la discriminación... ¡nada de eso es inevitable! ¿Otro mundo es posible? ¡Otro mundo es imprescindible! Mande una carta, escriba un e-mail, haga uso de las instituciones que protegen sus derechos, infórmese, apoye a algún grupo que considere beneficioso para la sociedad o participe usted mismo en ellos, haga algún gesto simbólico de protesta que los demás puedan ver (todas estas son cosas que le proporcionarán nuevas experiencias con las que aprenderá, conocerá a gente interesante y con inquietudes y podrá usted sentirse más orgulloso y satisfecho de sí mismo), apague la tele y lea un libro, o simplemente sea más sincero y amable con la gente que le rodea y no se deje llevar por esta sociedad hostil y competitiva que sólo parece valorar el dinero y el status social, que depende, en definitiva, del dinero. Recuerde que, aunque se necesite dinero para vivir, las cosas más importantes de la vida, el cariño, la confianza, el amor, la amistad, el humor, no pueden pagarse.
Así pues, yo le animo a que piense y reflexione. No seamos borregos que siguen al rebaño. Como ciudadano, no se quede parado, haga algo o los demás lo harán por usted (pero tal vez lo que hagan no sea lo que más le guste). Como ser humano, disfrute: salude con ganas a sus colegas, apuntese a alguna actividad que siempre haya querido realizar, llame a algún viejo amigo, perdone antiguas rencillas, bese a sus hijos con frecuencia, pruebe incluso a escucharles, y haga el amor, que es sano.
En fin, esa es al menos mi opinión. En cualquier caso, gracias por leer.
Un saludo
José Sánchez-Cerezo de la Fuente (jose_sanchezcerezo@yahoo.es)
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