Los intereses de
Platón fueron fundamentalmente dos, por un lado
los relacionados con la política y la constitución
de la sociedad (influido probablemente por su experiencia
personal, pues algunos de sus familiares eran miembros
de los llamados "Treinta tiranos" y porque
vio cómo la democracia condenó al que
consideraba "el más justo de los hombres",
motivos por los cuales Platón no tuvo mucha simpatía
para con la democracia.). Por otro lado Platón
estaba preocupado por cuestiones metafísicas
del tipo ¿Qué es lo que podemos conocer
y cómo lo conocemos? ¿Cómo es la
realidad? ¿Qué papel juega el hombre en
ella?
El punto de partida
de Platón es Sócrates, el cual solía
conversar con diversas personas para mostrar que lo
que aparentemente se tiene por seguro y bien fundado
no es tal. Esto lo hacía por medio de un sistema
de preguntas que llevaban al interlocutor de Sócrates
a mostrar las contradicciones internas en sus afirmaciones
y, por lo tanto, a concluir que no sabía tanto
como inicialmente creía. El propio Sócrates
reconocía a su vez su ignorancia en la famosa
frase "sólo se que no se nada". Sin
embargo Platón elabora un sistema filosófico
mucho más complejo y elaborado que va más
allá de la postura de Sócrates (aunque
toma de éste la importancia del diálogo,
forma en la que se escribirán la mayoría
de sus obras y la búsqueda de "esencias",
entendidas como definiciones simples de la naturaleza
de las cosas, pues Sócrates buscaba la esencia
del Bien, del Valor, de la Justicia, etc.).
La respuesta de
Platón a la primera de sus inquietudes (la constitución
de la sociedad) será la propuesta de una sociedad
acorde con la naturaleza humana y el alma, el cual está
formada por tres partes: la parte racional, la más
excelsa de todas, inmortal y sede de la inteligencia,
la parte irascible, que proporciona las pasiones nobles
como el coraje y la valentía, y la parte apetitiva,
fuente de pasiones innobles.
En la sociedad ideal según Platón cada
persona ocupa un puesto determinado en función
de la parte del alma que predomine en ella. Aquellos
en quienes la parte racional sea la predominante serán
los legisladores, los gobernantes-filósofos y
la virtud que les caracteriza es la prudencia o la sabiduría.
Aquellos otros en los que la parte irascible del alma
sea la que domine a los demás serán los
guardianes o guerreros que defienden a la sociedad,
y la virtud que les caracteriza es la del valor y la
fortaleza. Finalmente, aquellos en los que la parte
apetitiva predomine serán los artesanos en la
sociedad ideal, y su virtud propia será la templanza,
esto es, el control de las pasiones innobles.
Al igual que cada clase social tiene una virtud que
le es propia, de la misma forma a la armonía
de las distintas partes del alma entre sí, o
de las distintas clases sociales entre sí le
corresponde la virtud de la justicia. En definitiva,
la justicia en la sociedad platónica tiene lugar
cuando cada cual ocupa el lugar que le pertenece por
naturaleza.
El siguiente cuadro muestra la equivalencia entre cada
parte del alma, clase social y virtud:
Partes
del alma
|
Clases
sociales
|
Virtudes
|
Racional
(nous, lógos)
|
Gobernantes-filósofos
|
Prudencia
(sabiduría)
|
Irascible
(thymós)
|
Guardianes
(guerreros)
|
Fortaleza
(valor)
|
Apetitiva
(epithymía)
|
Artesanos
y labradores
|
Templanza
|
Armonía
entre las partes del alma
|
Armonía
entre las clases sociales
|
Justicia
|
La respuesta al
segundo de los problemas a los que Platón se
enfrenta acerca de la metafísica y la realidad
es la famosa "teoría de las Ideas".
Ésta afirma que la verdadera realidad está
constituída por lo que Platón denomina
"Ideas", que no son meros estados subjetivos
de nuestra mente, sino entidades objetivas, universales,
inmutables y eternas. El mundo que nos ofrece nuestros
sentidos no es la verdadera realidad, sino que es cambiante
y corrupto, no es sino una copia de las Ideas eternas.
De esta forma Platón pretende resolver al problema
que habían planteado las filosofías de
Heráclito y Parménides. El primero había
afirmado que todo está en continuo flujo y cambio,
mientras que el segundo, por el contrario, sentenció
que todo cambio no es sino una ilusión, no algo
real. Platón, con su teoría, afirma que
efectivamente hay cambio en el mundo, pero tan sólo
en el aspecto sensible de éste. Las Ideas, por
otra parte, tienen las características que Parménides
atribuía al ser (perfección, inmutabilidad,
etc). La consecuencia de esta teoría es que el
conocimiento de la verdadera realidad es posible, pero
sólo si el ser humano se despoja de la ilusión
que es el mundo que le ofrecen los sentidos.
El mito de la caverna ejemplifica la situación
del ser humano ante el conocimiento de la verdaera realidad.
Lo que el hombre ve mientras permanece preso no es más
que una sombra. Hay que liberarse de las cadenas y salir
al exterior para comprender verdaderamente. Cada elemento
de ese mito representa algo de la situación que
Platón quiere mostrar (así, el Sol que
ilumina y da vida fuera de la caverna es la Idea del
Bien, que está por encima de todas las restantes
Ideas, pues hay una jerarquía entre ellas, las
sombras representan los objetos que captamos con nuestros
sentidos, etc.)
La salida del
filósofo de la caverna supone la superación
y comprensión de los distintos niveles de la
realidad, que también están jerarquizados.
A cada uno de los niveles de la realidad le corresponde
un tipo peculiar de conocimiento.
El siguiente esquema muestra a uno y a otro, encontrándose
la realidad suprema (y el tipo de conocimiento supremo
que le corresponde, la inteligencia) en el extremo derecho
y, conforme nos desplazamos a la derecha, los niveles
inferiores de realidad.
En ocasiones Platón
nos habla de dos teorías distintas del conocimiento.
Una de ellas es la de la reminiscencia, que afirma que
conocer no es sino recordar lo que en otra vida supimos
(pues en otra vida llegamos a contemplar las Ideas).
La otra es el método dialéctico, que consiste
en la progresiva superación de los distintos
niveles de conocimiento hasta llegar a la Idea suprema
(como hace el filósofo que consigue liberarse
de las cadenas). Según la primera teoría
del conocimiento, la contemplación de las Ideas
está al alcance de todo el mundo, pues todos
hemos contemplado las Ideas en una vida anterior. Conforme
a la segunda concepción, sin embargo, no todos
son aptos para comprender la verdadera naturaleza de
las cosas (pues en la medida en que, por su naturaleza,
la parte racional de su alma no es la dominante, se
encuentran toda su vida, por así decirlo, encadenados
en la caverna).
Esta concepción
filosófica se muestra especialmente en la obra
"La República", aunque se pueden encontrar
elaboraciones previas en otras obras. La filosofía
de Platón, efectivamente, evoluciona a lo largo
de la vida de éste, desde el influjo de Sócrates,
como se ve en la "Apología de Sócrates",
que narra el juicio al que le sometieron y cómo
éste renunció a huir y aceptó la
sentencia de muerte que se le impuso, a la teoría
de las Ideas de "La República", hasta
sus últimas obras, en la que él mismo
se mostró crítico con su filosofía
anterior y da importancia a las teorías de los
pitagóricos, como también harán
los seguidores de Platón en la Academia que fundó.
Los intereses que hemos mencionado al comienzo, sin
embargo, son el eje que vertebra todas sus obras y que
determinó su propia vida.
La influencia de Platón, no sólo en filosofía,
sino en toda la concepción del mundo de occidente
es inmensa. Las interpretaciones han sido múltiples,
benévolas algunas y críticas otras. Un
filósofo del siglo XX, Whitehead, llegó
a afirmar que "toda la filosofía a lo largo
de la historia no es sino una serie de notas a pie de
página de las obras de Platón". Sin
llegar a decir tal cosa, lo cierto es que la mayoría
de los problemas que los filósofos han tratado
a lo largo de la historia, ya fueron considerados por
Platón, y por la cultura griega en general.
Platón,
frente a los sofistas de su tiempo con los que se enfrentó
y que afirmaban el relativismo de la verdad y de la
moral, buscó algo inmutable en lo que fundamentar
la ética, la sociedad, la moral, la política
y el conocimiento. Su respuesta fue la teoría
de las Ideas, que hoy nos puede parecer algo demasiado
abstracto, pero cuando nos planteamos ¿qué
es la verdad? ¿Es el mundo tal y como lo vemos
la auténtica realidad? ¿Cuál es
la mejor forma de gobierno? ¿Qué es la
virtud? y cuestiones similares, nos enfrentamos al mismo
problema y planteamos las mismas cuestiones a las que
Platón intentó encontrar solución.
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