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PLATÓN (427-347 a. C.)
(Resumen)

Los intereses de Platón fueron fundamentalmente dos, por un lado los relacionados con la política y la constitución de la sociedad (influido probablemente por su experiencia personal, pues algunos de sus familiares eran miembros de los llamados "Treinta tiranos" y porque vio cómo la democracia condenó al que consideraba "el más justo de los hombres", motivos por los cuales Platón no tuvo mucha simpatía para con la democracia.). Por otro lado Platón estaba preocupado por cuestiones metafísicas del tipo ¿Qué es lo que podemos conocer y cómo lo conocemos? ¿Cómo es la realidad? ¿Qué papel juega el hombre en ella?

El punto de partida de Platón es Sócrates, el cual solía conversar con diversas personas para mostrar que lo que aparentemente se tiene por seguro y bien fundado no es tal. Esto lo hacía por medio de un sistema de preguntas que llevaban al interlocutor de Sócrates a mostrar las contradicciones internas en sus afirmaciones y, por lo tanto, a concluir que no sabía tanto como inicialmente creía. El propio Sócrates reconocía a su vez su ignorancia en la famosa frase "sólo se que no se nada". Sin embargo Platón elabora un sistema filosófico mucho más complejo y elaborado que va más allá de la postura de Sócrates (aunque toma de éste la importancia del diálogo, forma en la que se escribirán la mayoría de sus obras y la búsqueda de "esencias", entendidas como definiciones simples de la naturaleza de las cosas, pues Sócrates buscaba la esencia del Bien, del Valor, de la Justicia, etc.).

La respuesta de Platón a la primera de sus inquietudes (la constitución de la sociedad) será la propuesta de una sociedad acorde con la naturaleza humana y el alma, el cual está formada por tres partes: la parte racional, la más excelsa de todas, inmortal y sede de la inteligencia, la parte irascible, que proporciona las pasiones nobles como el coraje y la valentía, y la parte apetitiva, fuente de pasiones innobles.

En la sociedad ideal según Platón cada persona ocupa un puesto determinado en función de la parte del alma que predomine en ella. Aquellos en quienes la parte racional sea la predominante serán los legisladores, los gobernantes-filósofos y la virtud que les caracteriza es la prudencia o la sabiduría. Aquellos otros en los que la parte irascible del alma sea la que domine a los demás serán los guardianes o guerreros que defienden a la sociedad, y la virtud que les caracteriza es la del valor y la fortaleza. Finalmente, aquellos en los que la parte apetitiva predomine serán los artesanos en la sociedad ideal, y su virtud propia será la templanza, esto es, el control de las pasiones innobles.

Al igual que cada clase social tiene una virtud que le es propia, de la misma forma a la armonía de las distintas partes del alma entre sí, o de las distintas clases sociales entre sí le corresponde la virtud de la justicia. En definitiva, la justicia en la sociedad platónica tiene lugar cuando cada cual ocupa el lugar que le pertenece por naturaleza.

El siguiente cuadro muestra la equivalencia entre cada parte del alma, clase social y virtud:

Partes del alma
Clases sociales
Virtudes
Racional (nous, lógos)
Gobernantes-filósofos
Prudencia (sabiduría)
Irascible (thymós)
Guardianes (guerreros)
Fortaleza (valor)
Apetitiva (epithymía)
Artesanos y labradores
Templanza
Armonía entre las partes del alma
Armonía entre las clases sociales

Justicia

La respuesta al segundo de los problemas a los que Platón se enfrenta acerca de la metafísica y la realidad es la famosa "teoría de las Ideas". Ésta afirma que la verdadera realidad está constituída por lo que Platón denomina "Ideas", que no son meros estados subjetivos de nuestra mente, sino entidades objetivas, universales, inmutables y eternas. El mundo que nos ofrece nuestros sentidos no es la verdadera realidad, sino que es cambiante y corrupto, no es sino una copia de las Ideas eternas. De esta forma Platón pretende resolver al problema que habían planteado las filosofías de Heráclito y Parménides. El primero había afirmado que todo está en continuo flujo y cambio, mientras que el segundo, por el contrario, sentenció que todo cambio no es sino una ilusión, no algo real. Platón, con su teoría, afirma que efectivamente hay cambio en el mundo, pero tan sólo en el aspecto sensible de éste. Las Ideas, por otra parte, tienen las características que Parménides atribuía al ser (perfección, inmutabilidad, etc). La consecuencia de esta teoría es que el conocimiento de la verdadera realidad es posible, pero sólo si el ser humano se despoja de la ilusión que es el mundo que le ofrecen los sentidos.

El mito de la caverna ejemplifica la situación del ser humano ante el conocimiento de la verdaera realidad. Lo que el hombre ve mientras permanece preso no es más que una sombra. Hay que liberarse de las cadenas y salir al exterior para comprender verdaderamente. Cada elemento de ese mito representa algo de la situación que Platón quiere mostrar (así, el Sol que ilumina y da vida fuera de la caverna es la Idea del Bien, que está por encima de todas las restantes Ideas, pues hay una jerarquía entre ellas, las sombras representan los objetos que captamos con nuestros sentidos, etc.)

La salida del filósofo de la caverna supone la superación y comprensión de los distintos niveles de la realidad, que también están jerarquizados. A cada uno de los niveles de la realidad le corresponde un tipo peculiar de conocimiento.

El siguiente esquema muestra a uno y a otro, encontrándose la realidad suprema (y el tipo de conocimiento supremo que le corresponde, la inteligencia) en el extremo derecho y, conforme nos desplazamos a la derecha, los niveles inferiores de realidad.

En ocasiones Platón nos habla de dos teorías distintas del conocimiento. Una de ellas es la de la reminiscencia, que afirma que conocer no es sino recordar lo que en otra vida supimos (pues en otra vida llegamos a contemplar las Ideas). La otra es el método dialéctico, que consiste en la progresiva superación de los distintos niveles de conocimiento hasta llegar a la Idea suprema (como hace el filósofo que consigue liberarse de las cadenas). Según la primera teoría del conocimiento, la contemplación de las Ideas está al alcance de todo el mundo, pues todos hemos contemplado las Ideas en una vida anterior. Conforme a la segunda concepción, sin embargo, no todos son aptos para comprender la verdadera naturaleza de las cosas (pues en la medida en que, por su naturaleza, la parte racional de su alma no es la dominante, se encuentran toda su vida, por así decirlo, encadenados en la caverna).

Esta concepción filosófica se muestra especialmente en la obra "La República", aunque se pueden encontrar elaboraciones previas en otras obras. La filosofía de Platón, efectivamente, evoluciona a lo largo de la vida de éste, desde el influjo de Sócrates, como se ve en la "Apología de Sócrates", que narra el juicio al que le sometieron y cómo éste renunció a huir y aceptó la sentencia de muerte que se le impuso, a la teoría de las Ideas de "La República", hasta sus últimas obras, en la que él mismo se mostró crítico con su filosofía anterior y da importancia a las teorías de los pitagóricos, como también harán los seguidores de Platón en la Academia que fundó. Los intereses que hemos mencionado al comienzo, sin embargo, son el eje que vertebra todas sus obras y que determinó su propia vida.

La influencia de Platón, no sólo en filosofía, sino en toda la concepción del mundo de occidente es inmensa. Las interpretaciones han sido múltiples, benévolas algunas y críticas otras. Un filósofo del siglo XX, Whitehead, llegó a afirmar que "toda la filosofía a lo largo de la historia no es sino una serie de notas a pie de página de las obras de Platón". Sin llegar a decir tal cosa, lo cierto es que la mayoría de los problemas que los filósofos han tratado a lo largo de la historia, ya fueron considerados por Platón, y por la cultura griega en general.

Platón, frente a los sofistas de su tiempo con los que se enfrentó y que afirmaban el relativismo de la verdad y de la moral, buscó algo inmutable en lo que fundamentar la ética, la sociedad, la moral, la política y el conocimiento. Su respuesta fue la teoría de las Ideas, que hoy nos puede parecer algo demasiado abstracto, pero cuando nos planteamos ¿qué es la verdad? ¿Es el mundo tal y como lo vemos la auténtica realidad? ¿Cuál es la mejor forma de gobierno? ¿Qué es la virtud? y cuestiones similares, nos enfrentamos al mismo problema y planteamos las mismas cuestiones a las que Platón intentó encontrar solución.

 
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