Epicteto fue un filósofo
estoico perteneciente a la etapa comúnmente denominada
"estoicismo tardío" o "romano",
al que pertenecen también Séneca (4-65)
y Marco Aurelio (121-180)
Epicteto fue un
esclavo romano al servicio de Epafrodito, quien finalmente
le llegó a conceder la libertad admirando la
fuerza de ánimo y el carácter de su esclavo.
Hasta entonces, sin embargo, Epafrodito acostumbraba
a maltratar a Epicteto duramente. Al respecto hay una
anécdota, probablemente falsa pero ilustrativa
por llevar al extremo el espíritu estoico de
aguante y resistencia frente a la adversidad: en cierta
ocasión en la que Epafrodito pegaba a su esclavo
en la pierna duramente, éste le advertía
"ten cuidado, que me la vas a romper". Haciendo
caso omiso de las palabras de Epicteto, su dueño
continuó, ignorando varios avisos similares.
Cuando finalmente Epafrodito le rompió la pierna
a Epicteto, éste dijo simplemente: "no dirás
que no te lo advertí"
A lo largo de su
vida, una vez libre, tuvo que exiliarse de Roma en diversas
ocasiones, llegando a vivir una forma muy austera. Sin
embargo, su fama como maestro creció cada vez
más.
Había sido
discípulo de Musonio Rufo, quien introdujo en
él una concepción de la filosofía
orientada fundamentalmente a la práctica: la
filosofía entendida como un modo de vida y atendiendo
a la reflexión teórica en la medida en
que servía como medio para lograr la vida virtuosa.
Este énfasis en lo practico no es fruto de una
minusvaloración de la razón, que ocupó
un lugar supremo en su filosofía, sino que es
un intento de evitar las especulaciones filosóficas
técnicas que no fuesen acompañadas de
una forma adecuada de actuar, tal y como, según
su parecer, sucedía en la escuela platónica
o aristotélica, más dedicadas a investigaciones
de tipo "científico".
Epicteto, al parecer,
no escribió nada. Su filosofía nos ha
llegado a través de las anotaciones de uno de
sus discípulos, Arriano, el cual escribió
la obra conocida como "Disertaciones por Arriano",
donde plasma la doctrina de su maestro en lo que pretende
ser una descripción fidedigna de sus palabras.
De esta obra el propio Arriano seleccionó lo
que consideró más importante e interesante
y confeccionó con ello el "Manual"
o "Enquiridión", que gozó de
buena fama posteriormente, pues fue transmitido a través
del cristianismo y reeditado en numerosas ocasiones
en la época moderna. Además de estos escritos
se han conservado diversos fragmentos sueltos, algunos
de autenticidad dudosa.
La filosofía
de Epicteto es una búsqueda de la felicidad a
través de, y gracias a, una vida virtuosa pues
no se puede dar por separado virtud y felicidad. El
sabio estoico es aquel que disfruta de un estado de
ánimo sereno como consecuencia de distinguir
qué cosas son las que uno puede controlar y qué
otras no y de basar su vida en las primeras. Lo que
está bajo nuestro control son en definitiva tres
cosas: el deseo, el cumplimiento del deber y las ideas,
esto es, la forma en la que interpretamos el mundo.
Los siguientes párrafos ejemplifican cada uno
de estos aspectos:
No pretendas
que los sucesos sucedan como quieres, sino quiere
los sucesos como suceden y vivirás sereno.
"Cuando sabiendo
que has de hacer algo lo hagas, no rehuyas ser visto
haciéndolo, aunque el vulgo sospeche de ello
que es otra clase de cosa. Pues si no estás obrando
correctamente, rehuye la propia acción, pero
si actúas correctamente, ¿por qué
temer a los que te lo afean incorrectamente?"
Los hombres
se ven perturbados, no por las cosas sino por las
opiniones sobre las cosas. Como la muerte, que no
es nada terrible -pues entonces también se
lo habría parecido a Sócrates- sino
que la opinión sobre la muerte, la de que es
algo terrible, eso es lo terrible. Así que
cuando suframos impedimentos o nos veamos perturbados
o nos entristezcamos, no echemos nunca la culpa a
otro, sino a nosotros mismos, es decir, a nuestras
opiniones. Es propio del profano reclamar a los otros
por lo que uno mismo ha hecho mal; el reclamarse a
sí mismo, propio del que ha empezado a educarse;
propio del instruido, el no reclamar ni a los otros
ni a sí mismo.
En sus enseñanzas
Epicteto acostumbra a poner como modelo a seguir la
figura de Sócrates. El ideal del sabio estoico
es sin duda difícil de lograr completamente,
de ahí que, generalmente, en los textos de Epicteto
se hable de un progreso hacia la perfección más
que de una sabiduría alcanzada plenamente. Tal
vez sea ésta una de las concepciones de la filosofía
más fieles a su sentido original, pues el philosophos
no es el sabio, el que ya posee todo el saber, sino
el "amigo de la sabiduría", a la cual,
como buen amigo, admira, acompaña y aspira.
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