Empédocles
reunió en su filosofía de forma simultánea
la mentalidad mecanicista y materialista, lo que le
une a Leucipo y Demócrito, junto con la aceptación
de seres espirituales así como la existencia
de un alma que sigue un ciclo de reencarnaciones, clara
influencia del orfismo y del pitagorismo.
La primera tendencia,
la mentalidad mecanicista, se plasma en su explicación
sobre la constitución del mundo. Empédocles,
como los primeros milesios, busca el arjé, pero
afirma que la sustancia fundamental no es una, sino
cuatro, los cuatro elementos tradicionales (agua, aire,
tierra y fuego). Estas cuatro sustancias son inmutables
y conservan cada una de las características que
Parménides le atribuía al Ser. Ahora bien,
los cuatro elementos que conforman el mundo están
en continua mezcla y combinación entre sí.
De esta manera Empédocles pretendía conjugar
las teorías de Parménides y de Heráclito
y dar razón de la existencia en el mundo de,
a la vez, cosas que cambian y cosas que permanecen estables
(problema al que se enfrentarán de nuevo no sólo
Leucipo y Demócrito, sino también Platón
y Aristóteles).
La combinación
de los elementos de Empédocles se realiza merced
a la lucha de dos fuerzas contrarias: el amor y el odio.
Todavía aquí se nos ofrece una explicación
mecanicista del mundo. El amor tiende a unir a todos
los elementos entre sí, mientras que el odio
tiende a separarlos. Ninguna de estas dos fuerzas, no
obstante, predomina de forma absoluta, porque si el
amor se impusiese, el resultado sería la unión
de todos los elementos en la esfera de la que nos hablaba
Parménides, mientras que si el odio fuese predominante
el resultado final sería el caos fruto de la
total disgregación de elementos. Por el contrario,
la tensión y cambiante equilibrio entre una y
otra fuerza da lugar al mundo tal y como lo conocemos.
Esta lucha de opuestos, afirma Empédocles, sigue
unos ciclos regulares que se repiten eternamente: en
un principio, por la acción del amor, todo estaba
unido de forma compacta, pero poco a poco, por la intervención
del odio, los elementos se fueron separando. Cuando
todo estuvo disgregado, el amor comienza a ejercer su
poder en sentido contrario volviendo a la situación
original.
Además
de esta descripción del mundo, Empédocles
elaboró una teoría del conocimiento, afirmando
que "se conoce lo semejante por lo semejante",
y que todas las cosas exhalan efluvios por sus poros
que son los que permiten su conocimiento por contacto
con lo sentidos, llegando dichos flujos o efluvios hasta
el corazón, sede del pensamiento.
La influencia
órfica y pitagórica, que hace de Empédocles
una figura próxima al misticismo, hemos visto
que se muestra en su afirmación de la existencia
de un ciclo de reencarnaciones del alma, ciclo iniciado
tras la caída originaria de la morada de los
dioses donde habitaba y a la que puede volver tras un
proceso de purificación.
Empédocles
también se dedicó a la medicina y a la
física, afirmando que el sol es una gran masa
de fuego mayor que la luna. Todo ello es relatado, una
vez más, por Diógenes Laercio, así
como las diversas narraciones sobre la muerte de Empédocles,
entre ellas la conocida versión de que ésta
tuvo lugar cuando el filósofo se arrojó
voluntariamente al cráter del volcán Etna.
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