EL RACIONALISMO
PANTEÍSTA
Baruch de Espinosa
( Amsterdam1632 - La Haya 1677), fue un filósofo
holandés de familia judía emigrada desde
España y Portugal, que es considerado tradicionalmente
junto con Descartes y Leibniz como uno de los inauguradores
de la filosofía racionalista, cuyo fundamento
era la autosuficiencia de la razón para la búsqueda
de la verdad, así como la utilización
de un lenguaje técnico que solo se valiese de
ideas claras y distintas encadenadas por necesidad lógica,
y que dejó atrás al dominio de la teología
sobre la filosofía.
El mérito
de Espinosa frente a Descartes y Leibniz, fue que su
racionalismo no hizo ninguna concesión a la teología.
Si bien Descartes y Leibniz tuvieron el mérito
de desplazar el centro de gravedad del pensamiento filosófico
de la Fe a la Razón, recurrieron y justificaron
al Dios trascendente tradicional como garante último
de la verdad.
Contrariamente
a Descartes y Leibniz, Espinosa no hizo tales concesiones
y se mantuvo fiel a la autosuficiencia de la Razón,
negando la trascendencia de Dios, y por tanto negando
la necesidad de una garantía de la Razón
que no fuera ella misma.
Podría decirse que Espinosa fue el primer gran
filósofo metafísico inmanentista, es decir,
que no buscó una garantía trascendente
a su pensamiento, sino que lo consideró totalmente
auto-consistente.
Su radical racionalismo
inmanentista, le llevó al aislamiento social
de la comunidad judía y a ser acusado durante
décadas de hereje y enemigo de toda religión
y moralidad, a ser excomulgado e ignorado.
Sin embargo no
es nada exagerado considerarle como un uno de los filósofos
más revolucionarios y progresistas de la Historia,
al anticiparse a su época en más de un
siglo. Fue un anticipador de Marx, Freud y Nietzsche,
y con sus ideas abrió la vía a una comprensión
científica tanto de la realidad natural como
de la vida social.
Espinosa consideraba
que su labor como filósofo era la de establecer
una metafísica que diese cuenta de la inteligibilidad
del universo y de la situación del Hombre en
el mismo, basándose únicamente en el razonamiento
lógico, sin recurrir a la fe religiosa, ni a
ninguna autoridad, ni hacer recurso a figuras literarias
ni a la imaginación.
Por ello, al
igual que Descartes y Leibniz, y siguiendo en cierto
modo a Platón, consideraba que las matemáticas
y la geometría eran los mejores modelos posibles
de conocimiento verdadero y autofundamentado, debido
tanto al carácter estrictamente lógico
en el que se encadenaban los razonamientos, como a la
utilización de un lenguaje técnico libre
de ambigüedades.
Además,
Espinosa consideraba que el conocimiento de la realidad
por las personas las daba libertad y felicidad, y consideraba
la búsqueda del conocimiento como intrínsecamente
unido a la de la libertad y felicidad humana.
EL PANTEÍSMO DE ESPINOSA
Espinosa se planteó,
al igual que Descartes y Leibniz, y siguiendo la tradición
filosófica anterior, el problema de saber cuantas
y cuales sustancias existían, y en que consistían
éstas. Pero, al contrario que los demás
racionalistas, Espinosa sostuvo la tesis de la imposibilidad
de la existencia de una pluralidad de sustancias.
La categoría
filosófica de sustancia tiene dos significados:
Como sujeto que mantiene su identidad después
de sufrir cambios a la que pueden atribuirse predicados,
y como entidad independiente que posee una naturaleza
esencial que la distingue del resto de sustancias.
Al contrario
que Descartes, que consideraba la existencia de tres
sustancias: el alma, la extensión y Dios; y de
Leibniz, que mantenía la pluralidad infinita
de sustancias, a las que llamaba mónadas, Espinosa
mantenía la imposibilidad de una pluralidad de
sustancias. Para Espinosa, sólo podía
haber una sustancia, ya que si por ejemplo, existieran
dos, éstas serían incomunicables al tener
cada una de ellas una naturaleza esencial que le impediría
ser modificada por otra. Por tanto, la aceptación
de varias sustancias significaría la ruptura
de la unidad de lo real, ahora bien; ello significaría
a su vez que la realidad estaría formada por
varias realidades sustanciales independientes e incomunicables,
lo cual sería absurdo, dado que una sustancia
para ser independiente debe ser infinita y causa de
sí misma, por lo que no puede estar limitada
por otra sustancia.
Así, pues,
si se acepta que una sustancia es aquella entidad que
es causa de sí misma, que da cuenta de sí
misma por su propia naturaleza esencial, sólo
podemos admitir una sola sustancia existente, que sería
Dios ó la Naturaleza.
Si bien tradicionalmente se decía que toda entidad
tiene una sustancia que es su naturaleza esencial según
la cual una cosa es lo que es, y además tiene
unos accidentes, es decir unas características
que no le son esenciales, para Espinosa, no puede haber
por definición, "accidentes" de una
sustancia, sino que todo atributo le es esencial.
Así pues, la característica más
propia del pensamiento de Espinosa es la tesis de que
sólo existe una sustancia que es Dios ó
la Naturaleza, ó dicho de otro modo, que Dios
y la Naturaleza es una y la misma sustancia.
Así, la
realidad entera sería causa libre, originaria
y autodeterminada de sí misma, sería pues
una realidad dada que se explicaría a sí
misma. Esta tesis es la que usualmente se denomina inmanentismo
en filosofía, y que Espinosa mantuvo sin concesiones.
La primera consecuencia
de esta tesis es la negación de la trascendencia
de Dios, y por consiguiente la negación de la
categoría filosófica de trascendencia,
propia de tanto de la escolástica como de todos
los filósofos incluso racionalistas que defendían
la necesidad de un Dios creador, garante y rector del
universo.
La segunda consecuencia
es la negación de la simplicidad de las sustancias.
Descartes pretendía haber demostrado la simplicidad
de Dios y del alma, mediante su argumento del cogito,
según el cual "pienso luego existo"
es una proposición auto-evidente que daba cuenta
de la simplicidad del alma. Espinosa considera que no
hay sustancias simples, sino que solo existe una sustancia
"compleja", Dios ó la Naturaleza, que
posee infinitos atributos.
Dado que toda
realidad forma parte de Dios, ó es una parte
de Dios, y dado que éste no es una sustancia
simple, cada parte de Dios es una manera en la cual,
éste se presenta al entendimiento. Espinosa llamaba
"atributo" a cada una de las maneras ó
aspectos en los cuales Dios se presentaba a nuestro
entendimiento. Ahora bien, como Dios ó la Naturaleza
es infinito, sus atributos también lo son, y
las personas no sería más que modos finitos
de Dios.
PENSAMIENTO Y EXTENSIÓN
La doctrina de
Espinosa en lo que se refiere a los infinitos atributos
es opuesta a la de Descartes, ante todo en el problema
de la distinción entre materia y conciencia,
lo que en términos cartesianos y spinozianos
podríamos llamar el problema de la Extensión
y el Pensamiento.
Para Descartes, el alma y el cuerpo de una persona eran
sustancias distintas, independientes e incomunicables,
lo cual planteaba el problema de la relación
entre las mismas, dada la inseparabilidad de una y otra
en la vida terrenal. Este problema llevó a soluciones
claramente insatisfactorias como la de que era Dios
el que preestablecía una armonía entre
los pensamientos y los movimientos del cuerpo.
Naturalmente,
Espinosa, en cuanto racionalista y panteísta,
no admitía a la intervención trascendente
de Dios, como explicación a la comunicación
entre alma y cuerpo.
Para Espinosa,
a toda realidad extensa, le corresponde una idea; y
así, la unión de alma y cuerpo es la correspondencia
entre cuerpo y su idea, que sería el alma. Así
pues, el cuerpo y el alma individual de cada persona,
serían "atributos" de Dios, que formarían
la realidad compleja de la persona.
Por otra parte,
Espinosa se enfrentó a Descartes en el problema
del movimiento. Para Descartes, el movimiento de la
sustancia extensa era debido a la acción exterior
de Dios, que habría puesto en marcha al universo
en un momento dado.
Espinosa, por el contrario consideraba que el universo
tenía una proporción siempre dada de movimiento
y extensión, con lo que bien podría decirse,
que Espinosa llegó al principio de inercia de
forma totalmente deductiva sin recurrir a la experimentación,
al considerar auto-contradictoria su negación.
También
Espinosa anticipó el concepto de sistema físico-químico
y los principios de conservación, al considerar
que cualquier realidad física podían considerarse
como una configuración de elementos que poseía
una determinada cantidad de movimiento y extensión,
configuración que podía considerarse como
unitaria aún cuando existiesen intercambios de
energía (movimiento y extensión) entre
partes más pequeñas de la configuración
total que conservasen la cantidad total. Dicho de otro
modo, que una configuración de elementos podía
considerarse como unitaria en la medida en que mantuviese
una cantidad de energía constante a pesar de
trasvases entre sus partes. Además, Espinosa
consideraba que toda configuración de atributos
de Dios tendía a persistir en su ser, por medio
de un conatus, un impulso que tendía a reproducir
toda estructura en su interacción con el resto
de la realidad.
Para Espinosa
existe una escala de seres y de ideas, que son superiores
ó inferiores en la medida en que se acercan al
orden real de las cosas según el pensamiento
de Dios. Tomando a Dios ó la Naturaleza como
sustancia omniscente, los hombres son los seres cuya
configuración como atributo de Dios, más
cerca están del orden real de las cosas, es decir
del pensamiento de Dios, mientras que los animales tendrían
una potencia intelectiva inferior que les mantuviese
más alejado del pensamiento divino.
EL CONOCIMIENTO EN ESPINOSA
En su teoría
del conocimiento, también Espinosa se enfrenta
a las tesis tradicionales del pensamiento teológico
y de Descartes.
Para Espinosa
existen tres niveles ó géneros de conocimiento,
pero no existen ideas ó conocimientos absolutamente
"falsos", entendida la falsedad como la inadecuación
entre el pensamiento y la realidad.
Todo conocimiento
es una modificación del alma debida a la acción
de una realidad exterior, por lo tanto, todo conocimiento
se refiere a una realidad, y por lo tanto nunca es totalmente
falso en la medida en que tiene una causa siempre real.
Sin embargo,
existe una gradación de conocimientos, de inferiores
a superiores, que Espinosa clasificó como "géneros
de conocimiento".
El primer género
de conocimiento estaría dado por las percepciones
sensibles, que serían el conjunto de modificaciones
que el alma sufre pasivamente, y que se asocian de forma
espontánea y no lógica, lo que nos permite
tener un primer contacto con la realidad.
Este género de conocimiento, en la medida en
que es pasivo, no da cuenta de el orden de causas de
la Naturaleza ó Dios, dado que no está
compuesto de ideas conectadas lógicamente, sino
asociadas espontánea y pasivamente, pero, al
contrario que Platón y Descartes, el conocimiento
sensible no es "falso", sino sencillamente
inferior, pero es real, en la medida en que es el resultado
de una interacción "real", con el resto
de atributos, ó dicho de otro modo, en la medida
en que para cada cosa extensa existe una idea correspondiente.
El segundo género
de conocimiento sería el compuesto de lo que
Espinosa llamaba "nociones comunes" que serían
aquellas ideas que tuvieran conexión lógica
y necesaria entre sí, y que constituyesen un
conjunto de ideas coherente en sí y por sí
mismo. A este tipo de conocimiento, Espinosa lo llamaría
reflexivo, y que correspondería con el conocimiento
científico, estaría compuesto por ideas
de las ideas de las cosas extensas, que darían
a las primeras (percepciones) una coherencia lógica
que inmanente, de modo que se demostrasen a sí
mismas como adecuadas.
Esta posibilidad de conocimiento autodemostrado y autosuficiente,
es lo que daba pie a Espinosa a la tesis de la posibilidad
de la elaboración de una Ética racional
que mantuviese el orden moral y social de las personas
conforme a un conocimiento correcto de la realidad,
del mismo modo que se puede mantener la salud corporal
mediante un conocimiento correcto del cuerpo.
Para Espinosa:
"La verdad se indica a sí misma y a la falsedad,
como la luz se manifiesta a sí misma y a la oscuridad"
"Quien tiene una idea verdadera, sabe a la vez
que tiene una idea verdadera, y no puede dudar de la
verdad de la cosa"
Así, para
Espinosa no es posible dudar de ninguna proposición
auto-demostrada por su necesidad lógica, o dicho
de otro modo, que la necesidad lógica, ó
la imposibilidad de que una proposición verdadera
pueda negarse sin violar la su propia lógica,
es la piedra angular de la epistemología de Espinosa.
Así, la duda como método queda excluida
dado que dudar de una idea verdadera que se demuestra
a sí misma por su propia lógica, llevaría
a un escepticismo total que imposibilitaría todo
conocimiento.
Es esta seguridad
en que una idea verdadera se indica a sí misma
como tal, debido a que su negación sería
auto-contradictoria, lo que llevó a Espinosa
en creer en la posibilidad de un conocimiento racional
de la realidad mediante un conjunto de proposiciones
que se implicasen unas a otras, y cuya falsación
fuese auto-contradictoria.
Una idea adecuada
es definida como "una idea que contiene en sí
misma todas las señales intrínsecas o
propiedades de una idea verdadera, en cuanto que es
considerada en sí misma sin relación a
su objeto"
De ese modo,
una idea adecuada lo es siempre sin ser necesaria su
contrastación con la realidad extensa, dado que
una idea siempre es una modificación real de
la sustancia extensa, y por tanto se indica a sí
misma como adecuada por su propia coherencia lógica.
"El orden y conexión de las cosas es el
mismo que el orden y conexión de las ideas"
VERDAD Y FALSEDAD DEL CONOCIMIENTO. DIFERENCIA
ENTRE LA EPISTEMOLOGÍA DE DESCARTES Y ESPINOSA.
EL TERCER GÉNERO DE CONOCIMIENTO: LA CIENCIA
INTUITIVA.
Como hemos dicho,
para Espinosa no hay conocimiento falso, sino ideas
incoherentes entre sí, de modo que dichas ideas
pueden ser englobadas en un sistema de ideas que las
dé coherencia, dicho de otro modo, que una idea
falsa, como puede ser una percepción engañosa
(por ejemplo, pensar que el Sol se mueve alrededor de
la Tierra), puede ser explicada mediante proposiciones
coherentes que den cuenta de la relativa falsedad de
la primera percepción. Así, el principio
de inercia, explicaría la posibilidad de la rotación
de la Tierra y su percepción como fija y centro
de la rotación del Sol.
Ahora bien, para
Espinosa, toda proposición verdadera es un conjunto
de ideas que indican su propia veracidad mediante su
coherencia lógica interna, independientemente
de cualquier criterio exterior.
Esta tesis contrasta con la tesis cartesiana, según
la cual una idea clara y distinta puede no ser verdadera,
aunque sea coherente, porque puede no adecuarse a la
realidad. Así Descartes postuló la necesidad
de la existencia de un Dios trascendente que garantizase
la verdad de toda idea clara y distinta.
Naturalmente,
para Espinosa, el recurso a un Dios trascendente es
una solución insatisfactoria, porque supone una
petición de principio fuera del alcance de la
razón. Para Espinosa, la necesidad de recurrir
a una garantía trascendente ó criterio
exterior de verdad, es lo mismo que caer en un total
escepticismo negador de la posibilidad de cualquier
conocimiento verdadero.
Ahora bien, dicho
escepticismo es auto-contradictorio, al suponer que
una separación e incomunicabilidad entre el Pensamiento
y la Extensión (que podríamos llamar realidad
material), es decir, que la posibilidad de un pensamiento
lógicamente coherente en el ámbito del
Pensamiento que no se adecuara al ámbito de la
Extensión, exigiría la existencia de Pensamiento
y Extensión como sustancias separadas, lo que
ya hemos visto que para Espinosa era auto-contradictorio
dado que exigiría una dualidad de sustancias,
incompatibles con su panteísmo.
Para Espinosa,
toda persona es un complejo de cuerpo y alma con una
cierta potencialidad para acceder al orden verdadero
de causas de la Naturaleza en la medida en que su peculiar
configuración como conjunto de atributos de la
sustancia única, le posibilita para verse modificado
por el resto de atributos y obtener un conocimiento
verdadero de los mismos.
Por tanto, Espinosa
piensa que toda persona tiene una potencia cognitiva
relativa a su posición en la totalidad de lo
real, ó dicho de otro modo, en función
de su posición en la estructura de la realidad.
Es por ello, que un mayor conocimiento de la realidad
que el posible para una persona, exigiría una
mayor potencialidad de su cuerpo y su mente. Así,
el conocimiento total sólo es posible para quien
coincidiese en cuerpo y alma con la totalidad de lo
real, es decir con la Extensión y el Pensamiento
totales como atributos de la sustancia única.
Espinosa llamaba ciencia intuitiva, a dicho conocimiento
total de la realidad. Si bien, ninguna persona tiene
ciencia intuitiva, dada la limitación de sus
atributos, toda persona tiene intuición de la
verdad que le permite establecer su propio criterio
de verdad, ante sus propios conocimientos.
Dicho de otro modo, que según Espinosa, todos
tenemos la suficiente capacidad para dirigir bien nuestro
entendimiento para discernir la veracidad de nuestros
conocimientos. En este punto existe una coincidencia
entre Espinosa y Descartes.
LIBERTAD, FELICIDAD Y CONOCIMIENTO
Para Espinosa,
la individualidad de toda realidad, sea persona, animal,
cosa, etc., viene dada por su capacidad de perseverar
en su ser, manteniendo cierta proporción y constancia
entre su movimiento y su extensión, en las modificaciones
que sufre. Espinosa llamaba conatus a ese esfuerzo de
autoconservación, que daba realidad a cada realidad
finita : "El conatus, con que cada cosa tiende
a perseverar en su ser, no es nada distinto de la esencia
actual de la cosa".
Toda persona
tiene individualidad en la medida en que se auto-mantiene
al recibir modificaciones en su cuerpo y mente dadas
por causas exteriores.
Por otra parte, la racionalidad del alma era considerada
por Espinosa como resultado de una mayor complejidad
de la persona respecto a animales y cosas inanimadas,
que le permitía verse modificado como portador
del atributo de Pensamiento.
Ahora bien, el conato de automantenimiento de la persona
se traduce a nivel corporal en el mantenimiento de la
salud frente a la enfermedad, y en la alegría
anímica frente a la tristeza. Lo que podríamos
llamar vitalidad es el conato ó impulso de perseveración
de una persona que se manifiesta en su salud física
y mental, salud, que va intrínsecamente unida
a la capacidad de modificar las causas exteriores mediante
la actividad.
Es decir que una persona sana es aquella que es activa
y que apetece de cosas exteriores en lugar de dejarse
modificar pasivamente por ellas.
El carácter activo de la persona, lo que podemos
llamar "libertad" fue un problema insoluble
para los mecanicistas, quienes siempre se refugiaron
en la independencia y la simplicidad del alma frente
al cuerpo, para explicar la posibilidad de actuación
libre de la persona frente a las limitaciones de su
cuerpo.
Para Espinosa,
el deseo, la alegría y la tristeza no eran pasiones
ciegas de la persona, sino afecciones constitutivas
de las mismas. Del mismo modo que hay tres géneros
de conocimiento, también hay géneros o
grados en las pasiones y acciones humanas.
Según
Espinosa, todos sufrimos modificaciones en nuestro ánimo
por causas exteriores que nos producen deseos, alegrías
y tristezas. Ahora bien, esas pasiones son tales en
la medida que nos afectan pasivamente al no conocer
sus causas. La labor del hombre libre es el progresivo
conocimiento de las causas de sus deseos, alegrías
y tristezas para ser libre. He ahí porqué
para Espinosa conocimiento, libertad y felicidad coincidían.
El hombre libre
es el que es feliz en la medida que la satisfacción
ordenada y consciente de sus deseos le da alegría,
siendo ésta la expresión de su conatus
de autoconservación. Por otra parte, el hecho
de que nuestra conducta forma parte del sistema de la
Naturaleza, y que por tanto obedezca a causas objetivas
y complejas, es lo que hace a Espinosa un negador de
la pertinencia de los juicios morales, dado que toda
moralidad está basada en la creencia de que las
personas son agentes constitutivamente libres, cosa
que negaba, al considerar que toda conducta de toda
persona forma parte de un sistema inteligible y por
tanto sometido a leyes objetivas.
En ese aspecto,
Espinosa fue un claro anticipador de Freud, de la tesis
de la energía psíquica de la libido y
de la indagación de causas objetivas y no directamente
conscientes de nuestros comportamientos, así
como de la idea de que la represión del deseo
sexual es la causa de diversas enfermedades mentales
y de comportamientos antisociales, así como de
toda psicología que abandona los juicios morales
para castigar delitos para indagar las causas objetivas
de los mismos.
La actual política
penitenciaria de los países más avanzados
que intentan "reinsertar" a los delincuentes,
y que combaten el crimen mediante la mejora de las condiciones
sociales, tiene un precursor en la teoría moral
de Espinosa.
Es por ello lo
más revolucionario y escandaloso de la Ética
de Espinosa, el hecho de que defendiese la tesis de
que la libertad, la alegría y la felicidad de
las personas son aspectos de su vitalidad. Pero Espinosa
no hacía una llamada a la alegría y la
felicidad en el sentido "epicúreo"
del término, como "consejo" para una
mejor vida, sino que consideraba a la felicidad y la
libertad como lo constitutivo objetivamente de la persona
como parte de la Naturaleza, como lo más propio
de la personalidad humana, de modo que la persona reprimida,
triste e infeliz sería menos vital y objetivamente
"menos humana" al tender menos a su auto-mantenimiento.
Es por ello,
que para Espinosa, la persona feliz y libre, es de temperamento
frío, porque sabe que su libertad y felicidad
no es causada por objetos exteriores, sino constitutiva
de su propia personalidad en cuanto ser humano. Por
ello, la conducta moral es aquella que más se
adecua al orden natural, y más fríamente
es consciente de dicho orden.
Es en ese sentido,
en el que la libertad humana es identificada como "amor
intelectual a Dios (ó la Naturaleza)", es
decir en la conciencia de que somos partes integrantes
de la Naturaleza, y que al ser felices actuamos con
concordancia a su orden.
EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE ESPINOSA
El pensamiento
político de Espinosa es más decepcionante
que su epistemología ó su ética,
debido a que mantiene una estrecha concepción
del conocimiento verdadero utilizando el conocimiento
matemático en un ámbito como es la política
y la Historia, en donde hoy nos parece bastante evidente
que es inaplicable.
No obstante,
Espinosa fue un defensor ilustrado de la libertad política
posiblemente más agudo que el propio Kant, dado
que entendía la libertad política como
un fin en sí mismo congruente con la felicidad
humana, frente a posiciones como las de Hobbes, que
fueron más utilitaristas, ó las de Kant,
para el cual era imprescindible el recurso a una trascendencia
para la justificación de la ética.
La limitación de Espinosa fue que quiso analizar
las diferentes formas de organización social
como si fueran las únicas posibles y de forma
independiente de la estructura económica e ideológica
de las sociedades en cuestión, por lo que sus
análisis políticos son demasiado formalistas,
y no dejan de estar viciados por un concepto de naturaleza
humana independiente de las relaciones sociales.
Tal vez, las
fallas del pensamiento de Espinosa haya que buscarlas
ahí, en su desmedida fe en el razonamiento matemático
como único método válido de conocimiento
verdadero. Ello le llevó a ignorar que el mismo
paso del tiempo puede cambiar la estructura de lo real
y por tanto el método de pensamiento para la
comprensión del mismo.
No es descabellado
pensar, que Hegel y Marx fueron sus sucesores en el
intento de un estudio de la estructura social objetivo
y desapasionado que tomase en cuenta el paso del tiempo
y la posibilidad de adecuar el método de estudio
a los cambios sociales.
FE RELIGIOSA Y VERDAD FILOSÓFICA
En lo que sí
fue original y agudo Espinosa fue en su estudio de la
relación entre la fe religiosa y la verdad racional
ó filosófica.
Espinosa pensaba
que un gobierno no debería perseguir a la religión
a menos que esta perturbara el orden social, sino fomentar
el pensamiento libre y la tolerancia religiosa. La religión
era entendida como una forma popular y accesible a los
hombres no ilustrados para seguir los preceptos morales
que posibilitaban desarrollar su potencialidad y felicidad
como personas, sin entrar en conflicto con los demás.
Así, Espinosa consideraba que el problema de
la conciliación entre fe y razón era un
falso problema. La fe y la razón no son reconciliables,
sino que cumplen papeles distintos. La Razón
es propia de los hombres ilustrados y filósofos
y les permite conocer la verdad, mientras que la religión
cumple un papel de cohesión social y de predicamento
de leyes morales útiles para las gentes no ilustradas.
Pese a que la libertad más plena se da en el
hombre filósofo, dado que las personas no son
sino modos limitados de existencia de la Naturaleza,
no es posible un conocimiento total que permita una
libertad total, luego es necesario aceptar un necesario
papel ideológico a la fe religiosa.
CONCLUSIÓN
Espinosa fue
un defensor del pensamiento libre, el conocimiento racional
y la libertad política, fue un hombre independiente
y solitario, que jamás hizo concesiones a la
teología ni al poder de ningún estado,
y que sólo pudo desarrollar su pensamiento en
el único país de Europa en donde había
libertad de conciencia en el siglo XVII, que era Holanda.
Su fidelidad a sí mismo le costó la exclusión
de la comunidad judía a la que pertenecía
naturalmente, y que fuera ignorado durante décadas,
al ser considerado hereje y enemigo de toda religión
y moral.
Hoy día, a principios del siglo XXI, en una época
en la cual la razón está aún lejos
de imponerse como guía de la vida social, en
donde aún sobreviven muchos prejuicios religiosos,
y se justifica la violencia con recursos ideológicos
irracionales, bien puede decirse que el pensamiento
de Espinosa tiene plena actualidad, y merece ser tenido
en cuenta y estudiado.
|