Título: Beautiful
people.
Guión y dirección: Jasmin Dizdar.
Productor: Ben Woolford.
Director de fotografía: Barry Ackroyd.
Música: Garry Bell.
Intérpretes principales: Charlotte Coleman, Charles
Kay, Rosalind Ayres, Nicholas Farrell, Edin Dzandzanovic,
Gilbert Martin, Siobhan Redmond.
"Violencia y conflicto, y cómo vivir con
ellos"
La película
parte temáticamente de la guerra de Bosnia, que
no se muestra directamente sino en unas breves, aunque
significativas, secuencias, para centrarse principalmente
en las repercusiones que el conflicto armado tiene en
las personas que lo han vivido y que lo han acarreado
consigo como un pesado lastre allí donde han
ido (que en este caso es Inglaterra, donde se desarrolla
la mayor parte de la película), afectando a su
vez a las personas y a los ambientes con los que se
relacionan (que tienen de por sí sus propios
problemas). El tema, mostrar el horror de la guerra
principalmente a través del horror de sus secuelas
ha sido tratado a menudo en la historia del cine, principalmente
con motivo de la guerra del Vietnam.
En la obra que
nos concierne la historia se cuenta por medio de diversos
personajes y sus andaduras (o más bien, sus descarrilamientos),
que, a parte de lo común del tema, no siempre
se entrecruzan en la historia narrada, y que podrían
contar sus peripecias de forma independiente (sin que
por ello la película pierda su sentido y unidad).
Encontramos en primer lugar a un serbio y un croata,
vecinos en su tierra natal, que trasladan su lucha particular
a las calles de Londres y se persiguen de forma obsesiva,
hasta la hilaridad. Podemos ver los problemas de otro
joven recien llegado para comunicarse y relacionarse
con las personas en un mundo que le resulta extraño.
Cuatro o cinco historias más (un grupo de hooligans
racistas, problemas sentimentales y familiares...) nos
hacen completar el cuadro de una Europa que no es sino
una olla en ebullición en cuyo caldo se cuecen
los más diversos ingredientes, cada uno de los
cuales se debate en su peculiar lucha por salir a la
superficie.
La narración
es fluida y vivaz, debido a que los saltos de una historia
a otra están bien llevados y no pierden al espectador
cuando estas se desarrollan paralelamente. El argumento
tiene en ocasiones situaciones rocambolescas que son
usadas para relacionar los dos mundos presentados y
contrastarlos (en concreto, uno de los hooligans aparece
accidentalmente entre las fuerzas de la ONU en pleno
conflicto serbio-bosnio), pero no por ello la película
en general se muestra inverosimil. Los personajes son
en ocasiones tópicos dentro de la sociedad británica
pero sin una rigidez excesiva que pudiese limitar las
posibilidades de actuación entre ellos. Otros
elementos de la película, en particular la música,
son usados para identificar y resaltar diferencias de
los personajes y de sus mundos, o bien para expresar
el marco general de la película al que antes
nos referíamos: "Europa como una olla en
ebullición" (esto se escenifica de una forma
graciosa por medio de una secuencia rápida que
muestra las diversas y diferentes personas que se encuentran
en las calles de Londres mientras escuchamos la famosa
marcha "Pompa y circunstancia" de Elgar).
Hemos hablado
hasta ahora de guerra, conflicto, diferencias y problemas;
nos falta el "cómo vivir con ellos"
que mencionamos en el subtitulo que iniciaba estas reflexiones.
Los personajes lo hacen por medio de los vínculos
afectivos personales que aun sobreviven tras su peculiar
tragedia, y la película lo hace por medio del
humor y la ironía; y es que la sensación
general que transmite es la de un optimismo que se resiste
a morir, la de una vida que sigue latiendo y luchando
bajo el momentáneo caos y confusión.
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